Mi experiencia en la formación en psicología holística ha sido transformadora en muchos sentidos. Desde el primer momento, me sentí atraída por la integración de diferentes enfoques y prácticas que abordan la totalidad del ser humano: mente, cuerpo y espíritu.
Una de las cosas que más me impactó fue la comprensión de que la salud mental y emocional no puede separarse del bienestar físico y espiritual.
A través de esta formación, aprendí a ver a las personas de manera integral, reconociendo la interconexión entre sus pensamientos, emociones, comportamientos y su entorno.
Además, la psicología holística me proporcionó herramientas prácticas y técnicas terapéuticas que van más allá del abordaje tradicional para poder ayudar a mis pacientes a conectarse consigo mismos a un nivel más profundo y encontrar soluciones desde su propio interior.
Lo que más valoro de esta experiencia formativa es que me enseñó a ver a mis pacientes como seres completos y únicos, con sus propias historias, fortalezas y desafíos.
Me dio una perspectiva más amplia y compasiva que me permite trabajar de manera más efectiva con ellos, ayudándolos a sanar y crecer en todos los aspectos de sus vidas.